Kaibiles, espartanos y sociedades militares

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Durante la segunda guerra mundial, justo cuando la existencia de Inglaterra, bien o mal la democracia más exitosa y duradera de nuestro tiempo, estaba amenazada por los nazis, Churchill sorprendió al parlamento con una petición extraña: el primer ministro quería asignar un presupuesto demasiado alto a la cultura y a las artes. Como si los tiempos estuvieran para sensualidades. El parlamento se opuso argumentando que la prioridad era entonces vencer al enemigo que amenazaba con tragarse a Europa entera. Ya vendrían, después de la victoria, tiempos de bonanza en los que los ingleses dedicarían sus esfuerzos a las artes y a los oficios. Por lo pronto a matar alemanes. De los argumentos de Churchill para defender su propuesta sobresale, como venida de la Grecia clásica, la siguiente frase: "si no vamos a tener arte, ciencias ni cultura, entonces, ¿por qué vamos a pelear?".
Churchill tenía razón. Alemania ya había expulsado o aniquilado a millones de personas del centro de Europa, muchos de ellos científicos y artistas que buscaron refugio en Estados Unidos. Si el Reino Unido se iba a convertir en un desierto cultural y en una sociedad militar, entonces bien podían someterse sin más al enemigo.
Desde siempre, Esparta ha sido modelo de las sociedades militares. Justo después del nacimiento, los niños eran expuestos a la muerte alejándolos por días en las montañas, sólo los que sobrevivían eran aptos para ser soldados. Se practicaba la eugenesia y nadie podía poseer más que los demás. Nadie podía desertar y tampoco conocían otras sociedades. El espartano no recibía una ración de alimentos, estaba obligado a robar, cazar y hacer cualquier cosa para sobrevivir, como en una guerra; tampoco tenía vida marital, debía vivir permanentemente en un cuartel y sólo se casaba para procrear hijos-soldados. Esparta no tenía un ejército, Esparta era un ejército. Un extranjero agudo e ingenioso dijo después de una visita: "no me sorprende que los espartanos sean tan buenos soldados, con la vida que llevan es comprensible que no le teman a la muerte". Esa disciplina del pueblo dorio rindió sus frutos: sometieron a la esclavitud a la población pelasga y aquea nativa mucho más numerosa, con los cuales nunca se mezclaron, contribuyeron a la victoria griega sobre el imperio persa (tal vez el evento militar más recordado de la segunda guerra médica sea la resistencia hasta la muerte del rey Leónidas y trescientos de sus soldados contra un ejercito de cientos de miles de persas) y se enfrascaron en una guerra de 30 años con Atenas, a la cual dejaron en una debacle de la que nunca se recuperó. Sin embargo nunca ocurrió lo que Licurgo, el creador de ese código de conducta, pronosticó: nunca la disciplina exaltó el espíritu espartano para producir grandes obras de arquitectura, ni arte ni poesía. 2400 años después Esparta es un pueblito habitado por algunos miles de habitantes que no recuerdan para nada su glorioso pasado militar.
En cambio Atenas no fue un pueblo guerrero. Los ejércitos de Maratón, Salamina y Platea eran en su mayoría artesanos, campesinos y artistas de pronto transformados en soldados para defender su libertad, su democracia y su cultura. Fueron un pueblo cosmopolita que por su ubicación geográfica tuvieron que volverse navegantes y salir muy pronto de su aislamiento. Las traiciones políticas iban y venían y muchas injusticias cometió Atenas con algunos de sus mejores hombres; no tuvieron una férrea disciplina militar aplicada a su vida y la imágen que ha trascendido de ellos es más bien de tipos licenciosos muy dados al placer. Sin embargo, más de veinte siglos después, tanto Sócrates como Platón, Aristóteles y Jenofonte, Eurípides y Esquilo, siguen siendo referentes culturales en la historia de occidente. En las guerras médicas, Atenas tenía por qué luchar, Esparta no.
Pero qué tanto se puede prescindir de un ejército entrenado y disciplinado que proteja a la población civil de eventuales enemigos internos o externos. Después de todo nos gusta recordar las hazañas militares, más que cualquier obra científica o cultural, como símbolo de la grandeza de nuestro pueblo. Actualmente América Central y México viven en una guerra de guerrillas más o menos declarada entre narcotraficantes y ejércitos regulares en la que contínuamente ocurren masacres en uno y otro lado. La respuesta principal de los gobiernos de los países involucrados ha sido aumentar el número y la agresividad de los soldados.
Kaibil es un título que reciben algunos militares, principalmente guatemaltecos, pero también los hay de otros países, que sobreviven a un entrenamiento en centroamérica diseñado para convertirlos a base de torturas físicas y sicológicas en, más o menos, unos autómatas que cumplan órdenes en el campo de batalla sin cuestionar nada. El nuevo presidente de Guatemala, general retirado Otto Pérez Molina, advierte que los kaibiles serán la fuerza con la que atacará a los narcotraficantes en su país. Muchos ciudadanos guatemaltecos, y mexicanos, se sienten orgullosos de la sola existencia de ese grupo militar y piensan que están más seguros con esas personas patrullando las calles. Pero resulta que los kaibiles se vuelven pronto desertores de los ejércitos regulares y son contratados por los mismos criminales a los que combatirían y los cuales les pagan salarios más altos que los que les da el gobierno. También es conveniente recordar que los narcotraficantes no caen del cielo; son hombres y mujeres de nuestros propios países, o aun si no lo fueran, no podrían cometer sus crímenes sin el apoyo y la complicidad de los gobiernos locales. En este, como en otros casos, se destruye desde adentro lo que se quiere proteger del exterior.
Suiza es un país ubicado en una de las zonas, históricamente, más conflictivas del planeta: el centro de Europa. Con Alemania, Francia y Austria presionando por un lado y Rusia; por el otro, Suiza se las ha arreglado para permanecer neutral durante las dos guerras mundiales. Los pacíficos suizos no tienen el mejor ejército del mundo, de hecho su milicia es casi inexistente. Japón también está ubicado en una zona políticamente inestable: Rusia, Corea del Norte y China son naciones con armamento nuclear que constituyen una amenaza más o menos seria. Sin embargo Japón ha dejado de ser una sociedad militar. Su trabajo, sus productos electrónicos y sus empresarios les han servido para conquistar mercados en todo el mundo. Japón no necesita que asesinos de diseño patrullen sus calles para darles seguridad.
"La única manera en la que las cosas calan es cuando el cuerpo está destruído, cuando lo aqueja el hambre, la fatiga, la sed, el calor y el frío. Entonces el cuerpo ya no se resiste, se fortalece", dice un kaibil con palabras que bien pudo haber dicho Licurgo. ¡Cuánta distancia hay entre países que buscan su salvación en las faldas de los militares, como México y Guatemala, y las democracias que sobreviven gracias a la vigilancia y participación de todos sus ciudadanos como Grecia y Reino Unido! La misma que hay, dicho sea sin ánimos de ofender, entre Sócrates y los kaibiles.

5 Responses to “Kaibiles, espartanos y sociedades militares”

  1. ¿Qué podemos esperar de un país que no se interesa en la cultura? Hoy me acabo de enterar que cierto grupo de jóvenes que conozco aseguran que García Márquez es mexicano, que Mario Molina es Nobel de Literatura, que Carlos Cuauhtemoc Sánchez merece un Nobel de literatura (pero dicen ellos que no tanto como Paulo Coelho) y lo mejor...Que Ulises es un personaje de la biblia!!!

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    1. Ja ja. Lo de Márquez mexicano es algo muy común. Lo que nunca me ha quedado claro es en qué momento y por qué Carlos Cuauhtémoc Sánchez se volvió un clásico juvenil; creo que es una muestra de lo perniciosos que son los maestros en la prepa. En la clase de literatura una vez nos pidieron que habláramos de los géneros literarios y el tipo incluyó a las telenovelas.

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  2. ja ja...Me hiciste reir. Pues de hecho, desde el profesor de literatura comienza el problema: no quiere que lean "La Odisea" porque es muy aburrida. A veces no sé que esperar de la generación que sólo conoce "El Conde de Montecristo" por sus malas adaptaciones al cine...o que lee "Los Miserables" en la versión animada y resumida

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  3. Al respecto pienso que la militarización es un mal necesario: El dúo, maldito en México, sociedad - economía que surgió y "evolucionó" desde la conquista, la independencia y la revolución, nos ha llevado a la situación actual, en otras palabras, es parte de la transición, bien hacia el progreso (mediante las medidas necesarias que tenga que tomar, en un momento dado, el pueblo) ó bien hacia la destrucción (mediante las medidas necesarias que tenga que tomar, en un momento dado, el pueblo). Con respecto a la distancia con, por ejemplo, Reino Unido; sólo puedo decir que México tiene la peor pobreza que puede tener un país: La pobreza de espíritu.

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    1. Pues dada la situación sí es necesario, pero no es la solución a largo plazo. Hay muchas otras cosas por hacer, empezando por educar a la gente, pero parece que Calderón sólo consultó a militares y policías a la hora de empezar su guerra. Ojalá se dejara asesorar por personas más inteligentes que él.

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