Cimón A Pero la eduqué y la crié como lo hicieron conmigo, en la tradición romana influenciada positivamente por la cultura y tradiciones griegas, para vivir en un mundo interno rico y libre. Las ideas judías-cristianas han cambiado de fondo a la sociedad actual y la han hecho temerosa, sumisa y sin vida. Yo no quise que mi hija fuera parte de ella y creo que lo logré. Ese corrillo que circula de boca en boca en los baños y en las plazas es un escándalo completamente artificial. Me explico. Pero es una mujer hermosa, muy parecida a su madre, aunque debo decir que yo no soy un hombre feo. Mi hija es una mujer alta de ojos trigueños y cabellos como miel que le caen a la mitad de la cintura cuando deshace sus trenzas. Su piel es tierna y nerviosa como la de una gata bajo las caricias. Las redondeces de su cuerpo son dulces y las he disfrutado desde que ella era una adolescente. Y quizá lo mejor de ese cuerpo perfecto son sus pechos rotundos y suaves que hacen sentir tan cerca u...
Hay una rata viviendo en mi biblioteca. A través del espacio, si ausculto con interés los vientos de la noche, puedo sentirla. Su movimiento es inteligente, nunca cuasiestático o imprudente, inteligente más bien. No es una rata chica temerosa de los humanos o de los gatos, cohabita con ellos. Durante el día duerme debajo de un librero, en un espacio que ha acondicionado con papeles sin importancia, virutas de madera y hojas de libros. Mientras el día caluroso transcurre ella duerme alerta buscando a veces la oportunidad de salir e ir por la comida del gato, los huesecillos del perro, tal vez por el maíz de las gallinas o, si es muy atrevida, por los plátanos para los puercos. Vive en la biblioteca porque se ha dado cuenta de que es el lugar más tranquilo de la casa, nadie se para por ahí como no sea a verse en el espejo que colgué junto a la puerta, y ese acto de vanidad lo tienen mis hermanos una vez al día, casi siempre por la mañana mi hermana y por la noche mi hermano, el rest...